RSS

Practica Caer

La práctica no hace al maestro. Llega al límite, fracasa, regresa, corrige y repite.
Strid Perellón

   Terminé de escribir un artículo, no guardé cambios, se cerró el programa y perdí todo. Le sonará familiar la situación si la computadora es una herramienta frecuente en su caso.
Aunque no lo sea, le será conocida la sensación de estar a punto de concluir, o creer haber concluido y que un “agente del mal”, nos deje en ceros (la luz, el despido, la ex, una enfermedad.).
¿Conoce el juego Serpientes y Escaleras? ¡Es esa miserable serpiente en la casilla 99 que te conduce de vuelta a la línea de salida!
Fúrica, me fui a acostar y cerré los ojos pero desperté tras algunos segundos y anuncié “Soy perfectamente capaz de reescribir lo que acabo de crear”. Mi papá preguntó de qué hablaba pero yo le hablaba a una autoridad de más peso (sí, más que los propios padres hay un juez más tajante): yo.
Lo repetí, autosugestionándome. Es un método apropiado para quien quiere aumentar su credibilidad. Repetirlo hasta creerlo, creerlo hasta conseguirlo.
He aquí. Tal cual, mejorado, diría yo, el mismo artículo.
¿Sabe que ocurrió en mi cerebro? Llevarlo al límite, equivocarse, regresar y corregir, ha probado ser la dinámica por la cual se torna la simple práctica en maestría.
Contemple la lista de logros en sus décadas de vida…
No sólo el graduarse, el terminar de construir, el conseguir chamba, el ayudar a los papás. Vaya más atrás. El dominar la bici, el delatar al infractor, el pedir perdón a quien le imponía, el llorar tras fingir fortaleza, el atarse las agujetas, el criar a sus hijos, el conseguir la sonrisa de quien sufría, el salvar la situación, el guardar ese secreto, el reducir tal talla, el hallar la horma de su zapato… ¡Hay muchos juegos que ha librado victorioso!
Tome una sola situación que considere dominar a un, mínimo… 70%
Puede ser algo muy simple (bañarse en 5 minutos) o muy complejo (evaluar un crédito empresarial frente a un bufete de ejecutivos extranjeros.)
Piense detenidamente cómo llegó a tal maestría. ¿Practicando? ¿Fue mucha práctica o la calidad de la práctica? ¿Fue equivocarse y jamás volver a caer en el mismo error?
Los investigadores del cerebro distinguen la práctica de la práctica profunda. Aquella que ocurre en menos tiempo y en el que se equivoca uno de la forma más marcada, repite y corrige.
Si es un tema de interés puede investigar usted cómo funciona la práctica profunda en el desarrollo cerebral o puede sencillamente asimilar las buenas noticias, corra la voz en la casa:
FAMILIA, SOMOS CAPACES DE HACER CUALQUIER COSA SI NOS EQUIVOCAMOS EN EL MENOR TIEMPO POSIBLE, RETROCEDEMOS, CORREGIMOS Y REPETIMOS.
¿En qué áreas les gustaría destacar? ¿Alguien se quedó con ganas de aprender algún instrumento? ¿Dominar un idioma? ¿Expresarse con mayor soltura?
Sólo hágalo, equivóquese todo lo necesario para detenerse, corregir y repetir.
No lama la herida o el qué dirán (“ay, me equivoqué, qué pena, ya no lo volveré a intentar… o al menos hasta que se les olvide la vergüenza que pasé”.)
Lo invito a equivocarse en lo que más quiera lograr. ¡Ya! Ahora. Si en el mismo tiempo en el que analiza si podrá lograrlo o no, se ocupa de caer, tropezar, dar con la nariz en el suelo, rasparse las manos, herirse las rodillas, más RÁPIDO se levantará, con la frente en alto y dándose cuenta que ¡ganó!

PERDÓNAME POR DECIR PERDÓN

   Hay una práctica mal enfocada en la educación de nuestros niños, y en general, de las personas. El cómo y cuándo decir “perdón”.
Observe detenidamente si da a esta palabra el lugar adecuado en su casa, en sus hijos y en sí mismo. Medite sobre lo siguiente y averigüe la actitud que toman sus hijos sobre el uso de pedir “perdón”.
Ofrezco disculpas para no sentir culpa o para convivir en armonía cuando…
Lastimo físicamente por mi descuido.
Reaccionas de forma negativa ante mis palabras o acciones.
Pido perdón pero en verdad busco sentirme aceptado otra vez cuando…
Me equivoco
Digo algo ridículo
Lloro
Digo lo que pienso y te enojas

Ésta es una actividad para niños mayores y sus padres también:
¿En cuál de las anteriores usar la palabra “perdón” es válido y en cuáles el no decir nada nos permitiría tomarlo con más naturalidad y autoestima?
¿Cuándo aceptamos las disculpas de alguien?
¿Cómo se siente realmente perdonar comparado con aceptar disculpas?
¿Cómo lidiamos con la culpa?
Los niños que no piden perdón no tienen una experiencia de culpa. Ese es un valor en el que los formamos para que encajen en la sociedad. A nadie le gusta un niño que patea un balón en la cara de alguien y se ríe en lugar de disculparse.
El agraviado sabe que no es a propósito pero de todas formas demanda una expresión de culpa por parte del injuriante. ¿Para qué? ¿En qué cambia el incidente?
Tal vez sólo sentir que al otro le importa su entorno, disminuye el agravio.
¿Ha pedido perdón por algo que cometió con plena consciencia?


SOBRE MI

   Me cansé de pedir disculpas el día que no supe si estaba siendo perdonada o sólo se hartaron de mi insistencia. Desde entonces, he aprendido a enmendar mis faltas. Resarcir el daño, restituir la pérdida, paliar el dolor. Pero aún así, la gente quiere escuchar que te disculpas. Quiere que bajes la cabeza y reconozcas tu falta, como si eso fuera a servirles de algo.
Yo no se de qué pero a todos pasa. Yo también espero que te disculpes en ciertas ocasiones aunque no puedas retroceder y arreglar el mal que me has hecho.
Ya me cansé de recibir disculpas y de ofrecerlas. Son más hermosas las flores. Sirven más las sonrisas. Alivian más los chocolates.
Perdón si mi perdón se compra con cosas materiales pero las palabras han perdido mucho valor desde que las usan sin ton ni son, sin distinguir la verdad de la mentira.
Perdón si mi cuento es quejumbroso pero ya me cansé de pedir perdón porque descubrí que este monstruito vive entre las dos cejas y se cuelga de ellas como garrapata.
¿Has visto el entrecejo de alguien que no ha sido perdonado?
Mírate al espejo y perdónate, porque nadie más lo hará como tú sabes hacerlo. Dilo una y otra vez hasta que desaparezca la arruga instalada en tu semblante.
Perdónate; se gentil contigo. ¡Admite qué duro eres cuando te juzgas o te culpas!
¿Disculpa aceptada?

0 comentarios:

Publicar un comentario