
Jean L. Barrault
“¿Qué edad tendrás tú cuando vayamos juntas al antro?” fue la pregunta que una chicuela de apenas una década de existir hizo a su mamá.
Yo solía tener la impresión de que mamá estaría conmigo en la escuela, en mis citas, en el cine, en mis piyamadas… Ahora suena casi acechante pero cuando estamos en la tierna infancia y nuestros padres únicamente bajan de su pedestal para ayudarnos a curar la rodilla descarnada, quisiéramos compartir todo tal como con nuestros mejores amigos.
Entonces llega el parte-aguas. Ese evento o eventualidades que revelan a los padres como simples mortales sin súper-poderes. Después de eso, todo se convierte en una lucha desgastante para ser el mejor padre que cuide a las criaturas decepcionadas del héroe. (“Cuando seas grande, entenderás y me lo agradecerás”, es la justificación)
Los adolescentes saben que ahora usted es el villano. Y conozco padres que pasan noches llorando por lo frustrante de esta bendición del cielo que es la paternidad. ¿Cuándo cambió la trama del cómic? Ponga palomita a las acciones, actitudes o frases que mejor queden con su propio desempeño. Veamos…
PERFIL DEL BUEN PADRE
Se levanta temprano, duerme tarde. Se levanta de noche para velar por ellos.
Se parte el lomo trabajando para que tengan lo mejor.
Les da el mejor pescado.
“Haz lo que te digo, no lo que hago”.
Es como Santa Claus en plena primavera con el obsequio más primoroso que haga brillar los ojos de sus pequeños y, por un instante, vuelva a parecerles una deidad. Y juega a ser el Mejor Mago que saca un truco bajo la manga cada vez que hay un problema o idea que aparece en la vida de estos inocentes.
Nunca cierra una conversación. Siempre está al día recordando como, en el pasado, el hijo no fue capaz de resolver algo solo e insiste en que confíe y pida ayuda a tiempo. “Para eso estoy”.
Siente la piel de gallina cuando un nuevo capítulo se abre en la vida del niño que crece. El primer día de escuela, el primer 6, el primer enfrentamiento con el gandal

Toma las ideas más locas que los hijos y sus amiguitos cuentan como una oportunidad de aleccionarlos. “No, chicos, porque podría suceder que…”
Se cansa pero cuenta lo felices, listos y benditos que son estos pedacitos de uno.
PERFIL DEL HÉROE
Se asegura de que todos compartan una actividad que les de un sueño profundo y reparador para despertar con energía.
Averigua qué es la ilusión de cada uno en la familia y se compromete a apoyarlos a conseguirla.
Prueba mil formas de transmitir con sencillez cómo pescar el mejor pescado.
“¿Ves? Así de simple como lo hago yo”.
Es como el oportuno ángel de la guarda que escucha sus planes, deseos y tristezas con paciencia y, antes de aconsejar, pregunta ¿y cómo le vas a hacer? Hasta que ellos encuentran la determinación de actuar para conseguir o resolver lo que les acontece.
Cierra una conversación con una pregunta “¿Qué es lo mejor que puedo hacer por ti?” y se queda tranquilo con un “Nada, gracias”, señal de haber inspirado herramientas de autonomía a sus niños.
Toma nota mental del mar de anécdotas de las primeras experiencias de sus hijos para poder contárselas cuando compartan historias. Y es muy sincero en las propias anécdotas, no para que sirvan de lección, sino para que se abra un vínculo de confianza y credibilidad con los hijos. “Hijo, la primera ocasión que yo me volé las clases…”
Toma las ideas más locas de la pandilla de sus querubines como una oportunidad de ampliar su mente. “¿Qué pasaría si sí lo hacen? ¿Y luego qué más?”
Se enfoca en conseguir sus sueños. Después de todo, los niños crecerán con lo que ven, no con lo que los grandes les dicen que es real.
Se asegura de que todos compartan una actividad que les de un sueño profundo y reparador para despertar con energía.
Averigua qué es la ilusión de cada uno en la familia y se compromete a apoyarlos a conseguirla.
Prueba mil formas de transmitir con sencillez cómo pescar el mejor pescado.
“¿Ves? Así de simple como lo hago yo”.
Es como el oportuno ángel de la guarda que escucha sus planes, deseos y tristezas con paciencia y, antes de aconsejar, pregunta ¿y cómo le vas a hacer? Hasta que ellos encuentran la determinación de actuar para conseguir o resolver lo que les acontece.
Cierra una conversación con una pregunta “¿Qué es lo mejor que puedo hacer por ti?” y se queda tranquilo con un “Nada, gracias”, señal de haber inspirado herramientas de autonomía a sus niños.
Toma nota mental del mar de anécdotas de las primeras experiencias de sus hijos para poder contárselas cuando compartan historias. Y es muy sincero en las propias anécdotas, no para que sirvan de lección, sino para que se abra un vínculo de confianza y credibilidad con los hijos. “Hijo, la primera ocasión que yo me volé las clases…”
Toma las ideas más locas de la pandilla de sus querubines como una oportunidad de ampliar su mente. “¿Qué pasaría si sí lo hacen? ¿Y luego qué más?”
Se enfoca en conseguir sus sueños. Después de todo, los niños crecerán con lo que ven, no con lo que los grandes les dicen que es real.
ACTIVO COMO UNA PIEDRA
QUEDARSE ESTÁTICO ES UNA ACCIÓN VÁLIDA
¿No hacer nada es hacer algo? Pruebe las estatuas de marfil. ¿Se acuerda de las reglas? Una, dos y tres así. El que se mueva baila el twist con su hermana la lombriz…Permanecen de pie, en una postura rígida y aún así, no podemos evitar las explosiones de risa. ¡Perdimos!
Mientras los hijos juegan y usted permanece inmóvil, siguiéndoles el juego tiene oportunidad de pensar. Piense en qué situaciones es mejor ser tan activo como una roca.
TODAS. Fíjese muy bien. Si usted se quedara callado e inmóvil con una ESCUCHA ACTIVA (con todos sus sentidos involucrados) provocaría:
-Qué le contaran la verdad o le contaran más de lo que habían practicado contarle.
-Qué tomaran sus propias decisiones.
-Qué descubrieran quiénes son y QUIÉN QUIEREN SER.
-Comprenderían por qué las cosas son así y DESCUBRIRÍAN cuáles no tienen sentido (¿cuál es la verdadera razón de no gritar, no correr y no empujar? Si a las Vaqueritas de Dallas les pagan por gritar, a Ana Guevara por correr y a Shakira por empujar… las caderas)
-Qué experimentaran su vida en lugar de quedarse con la curiosidad de qué se sentirá hacer esto que me han dicho que no haga. Mejor ahora que lo tiene cerca para evitar catástrofes (un regaño por faltar a la escuela no es una catástrofe, así que no dramatice.)
Sea como una piedra que les permite atravesar el rio sin hacer algo específico. La piedra no los carga, no los aconseja, no les dice cuál es el mejor lugar para pasar, sólo está ahí para cruzar sin mojarse, a menos que ellos quieran mojarse.
Sea su recurso para experimentar, no su proveedor de conclusiones. ¡Quién es usted para decirles que posee la verdad absoluta sobre todas las cosas! El padre de los hermanos Wright seguro fue un señor canoso, muy respetable y lleno de experiencia. Les dijo que no era posible volar y ellos idearon el aeroplano.
Guíelos en las experiencias, no se las resuelva.
Llevarlos a edad adecuada a ver cómo es un centro de rehabilitación les permite apreciar la experiencia sin tener que probar las drogas de primera mano.
Sea paciente y firme como una roca. Deje que ellos fluyan.
Mientras los hijos juegan y usted permanece inmóvil, siguiéndoles el juego tiene oportunidad de pensar. Piense en qué situaciones es mejor ser tan activo como una roca.
TODAS. Fíjese muy bien. Si usted se quedara callado e inmóvil con una ESCUCHA ACTIVA (con todos sus sentidos involucrados) provocaría:
-Qué le contaran la verdad o le contaran más de lo que habían practicado contarle.
-Qué tomaran sus propias decisiones.
-Qué descubrieran quiénes son y QUIÉN QUIEREN SER.
-Comprenderían por qué las cosas son así y DESCUBRIRÍAN cuáles no tienen sentido (¿cuál es la verdadera razón de no gritar, no correr y no empujar? Si a las Vaqueritas de Dallas les pagan por gritar, a Ana Guevara por correr y a Shakira por empujar… las caderas)
-Qué experimentaran su vida en lugar de quedarse con la curiosidad de qué se sentirá hacer esto que me han dicho que no haga. Mejor ahora que lo tiene cerca para evitar catástrofes (un regaño por faltar a la escuela no es una catástrofe, así que no dramatice.)
Sea como una piedra que les permite atravesar el rio sin hacer algo específico. La piedra no los carga, no los aconseja, no les dice cuál es el mejor lugar para pasar, sólo está ahí para cruzar sin mojarse, a menos que ellos quieran mojarse.
Sea su recurso para experimentar, no su proveedor de conclusiones. ¡Quién es usted para decirles que posee la verdad absoluta sobre todas las cosas! El padre de los hermanos Wright seguro fue un señor canoso, muy respetable y lleno de experiencia. Les dijo que no era posible volar y ellos idearon el aeroplano.
Guíelos en las experiencias, no se las resuelva.
Llevarlos a edad adecuada a ver cómo es un centro de rehabilitación les permite apreciar la experiencia sin tener que probar las drogas de primera mano.
Sea paciente y firme como una roca. Deje que ellos fluyan.
¿TE LEO ESTE CUENTO?
-Tú debes tener una vida muy aburrida –exclamó la garza, posada sobre la piedra musgosa-. Agua por todas partes, algún helecho rascando tu barriga pero siempre igual.
-Te equivocas –murmuró la piedra con el sonido mineral de las entrañas- El agua nunca es la misma.
-Pero en esencia todo es lo mismo. Nada cambia.
-Para quien no cesa de aletear la quietud parece un estancamiento pero quien está acostumbrado a observar, desde su perspectiva, este paisaje es movimiento y cambio.
La garza bostezó y buscó garrapatas entre su plumaje. El colibrí inundó la paz con el batir de alas. Las abejas se elevaron en una danza dulce a ritmo constante para proveer al pan

-Sí –repitió monótonamente el ave blanca zancuda- Todo igual.
La roca lisa permaneció callada, guardando la risa para cuando un niño descalzo la pisara y entonces hacerle cosquillas para que cayera al agua y empezara el chacualeo que removiera las aguas. Ante algunos comentarios es mejor permanecer quieto y silente como piedra.
Publicado en El Sol de Morelia
3ª entrega de marzo
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