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El calcetín del éxito

El éxito es el fracaso volteado al revés.
Basado en el poema anónimo "No Abandones" (www.anthonyfernando.com)


Antes de responder, que alguien le cuente los segundos que tarda en contestar. ¿Listo? ¿Cuál ha sido su mayor fracaso?
¿Cuánto tiempo tardó en hallarlo y mencionarlo?
Siguiente desafío: ¿Cuál ha sido su mayor éxito?
¿Cuántos segundos esta vez?
Tal parece que tenemos más presente la sensación de fracaso que la de éxito. Como si el éxito fuera el pan de cada día para algunos afortunados; un instante de suerte, de iluminación o alineación de los planetas con un simple mortal como nosotros.
En cambio, consideramos el fracaso como el compadre con el que se puede contar cuando más ilusionados estamos.
¿Qué pasaría si se enterara que no es uno o el otro sino un calcetín que usted lleva puesto?
Sí, en este mismo momento. El calcetín está en su pie y tiene dos lados. El de las costuras que ocultamos (como el fracaso) y el lado presentable, elegante o llamativo (el vistoso éxito.)
Tiene los dos consigo. La gente de más éxito ES LA QUE MÁS CALCETINES HA VOLTEADO. Así es. La gente que más se ha caído. Para tener un gran triunfo, no siempre se necesita sudor o esfuerzo; se requirió de una buena actitud ante el fracaso.
¿Cuál es ésta? La misma despreocupación con la que voltea el calcetín cuando se dio cuenta que se lo puso al revés.
Si, en lugar de ello, le da mucha vergüenza, anda ocultando la pierna y se coloca el pantalón de tal manera que no se note, tiene usted una actitud muy obstaculizante frente al fracaso. ¿Algo más positvo? "Ah, lo tengo al revés" Voltearlo y punto. Fin de la historia.
O incluso si alguien más se lo tuvo qué mencionar, recurra a la misma metáfora del calcetín. "Ah, gracias, no lo había notado" Voltéelo y sanseacabó.
Si estaba pensando comprar libros sobre "Por qué siempre me pongo los calcetines al revés", "Manual de los calcetines FOR DUMMIES", pagar sesiones de terapia para llegar al meollo de por qué me pongo mal los calcetines (¡supérelo! Seguro es culpa de la madre por enseñarnos así), usar su tiempo y esfuerzo en acudir a grupos de ayuda o pasar horas de charlas con los amigos que también se ponen los calcetines mal (mal de muchos, consuelo de tontos)... Está pasando por alto lo más importante: VOLTEAR EL CALCETÍN.
Ahora piense en los niños. ¿Qué les predica con el ejemplo? Hay tres puntos de vista, ¿puede concluir cuál los forjará en el éxito?
-Oculta o analiza tus errores, hijo.
-Ríete de los errores y evítalos, hijo.
-Experimenta en aquello en lo que cometes errores y corrige, hijo.
El niño con la primera actitud sufrirá de parálisis por análisis. No tomará riesgos, andará en la zona de comodidad y consultará con todo mundo las decisiones a tomar.
El segundo será un optimista. Verá todo con filosofía. Le sonreirá a la vida y se encogerá de hombros, diciendo "¡Así son las cosas!"
El tercero dominará el área porque cubrió todas las posibilidades de fracaso.
Repítase esto, hasta que sea parte de su pensar cotidiano:
El exitoso conoce todos sus fracasos y los corrige uno por uno.


LA PRACTICA HACE AL MAESTRO


Hay un libro maravilloso que aún no llega a México que se llama El Código del Talento. Explica cómo los genios adquieren maestría en ciertas áreas de la vida no por inspiración divina o buenos genes, sino por ejecutar algo hasta fracasar, detenerse, corregir y volver a empezar.
¿Como Mozart fue un prodigio a su corta edad? Practicando incontables horas, topándose de frente con el fracaso, corrigendo y volviendo a empezar.
Ahora, ¿cómo puede un padre brindarle a los hijos un laboratorio de práctica frente a los fracasos que experimentarán en la vida? No se trata de hacer de la casa un campo minado de tristeza y resignación.
Recuerde que la casa es un micro universo donde se viven en corto tiempo las experiencias que preparan al adulto en el universo "real".
Juguemos entonces con la más grande ley del universo pero en casa. LA LEY DE LA CAUSA Y EL EFECTO
Cada cosa que haga su hijo, buena o mala, produce un efecto.
En lugar de quebrarse la cabeza con "buenos castigos" o "grandes lecciones y conversaciones para sermonearlo", elija el efecto real a la acción que eligió emprender su hijo. Así podrá permitirle practicar la vida real, sin riesgo, porque usted no lo dejará morir... pero SÍ FRACASAR. Un ejemplo:
¿Cuarto desordenado? El efecto en el mundo "real" no es la regañiza de mamá o no ver la TV o quedarse sin postre; es no hallar las cosas, la suciedad, el malestar mental o estético que produce en la familia el desorden. Dele la oportunidad de experimentarlo, sólo pídale que cierre la puerta para que los demás no tengan qué padecerlo. Si se empiezan a extraviar sus cosas en el desorden, tal vez es momento de que vaya a la escuela en chanclas porque no halló sus zapatos a tiempo.

ESCUCHA CON ATENCIÓN...

Cuando las cosas salen mal, que a veces será así
cuando el camino, parece únicamente subir
Cuando los fondos te limitan y las deudas son infinitas
y quisieras sonreír pero en su lugar de eso suspiras
Cuando la preocupación te carcome
descansa, pero nunca abandones.
La vida da giros y vueltas en su sendero
como algunos al fin y al cabo aprendemos
y aparece sin avisar un gran fracaso;
donde hubo esfuerzo, te sale al paso.
No te rindas cuando parece lento y aburrido
Puedes triunfar con un último soplido
Es común que la meta esté más cerca
de lo que al hombre desfalleciente parezca
Nunca puedes saber qué tan próximo es
cuando, desde tu ángulo, lejano lo ves
Manténtente en la lucha frente a cada una de las presiones
Si todo parece de lo peor es momento de que no abandones.

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